Alerta al Comprador

Actualizado el 13 de Febrero 2014
Alerta al Comprador

Hay una frase en latín que dice, “Caveat Emptor.” Caveat Emptor quiere decir “Alerta al Comprador.”

Tenga CUIDADO comprador, alerta, tranquilo. Cuando ande comprando casa, cuidado. Cuando ande comprando un carro, cuidado. Cuando ande comprando productos financieros, cuidado. Por más que le digan los vendedores que le quieren ayudar, ellos no se ganan la comisión hasta que usted compra algo. Ahora, esto en sí no tiene nada de malo; sólo estoy diciendo que tiene que tener cuidado con sus impulsos, no hay prisa, Alerta al Comprador.

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El gobierno ha tomado cierta responsabilidad de protegerlo contra el fraude pero, como ya sabe, el gobierno no es el mejor para protegerlo. La mejor protección es la educación, así que usted mismo tiene que tomar la responsabilidad de levantar un escudo y ser sabio antes de soltar su dinero.

No le estoy diciendo que no vaya de compras y que todos los que venden son malos. No se trata de eso, sólo estoy alertándole porque uno trabaja demasiado duro por su dinero como para que venga cualquier rata de dos patas, muy hábiles para vender, y le haga caer en sus trampas.

Es importante saber que para ganar hay que sacrificar. Pero cuando ya estamos ganando, el premio que nos espera es poder disfrutar del fruto del sacrificio que hicimos. No hay nada malo en comprar algo de calidad o de disfrutar el proceso de ventas con un buen vendedor.

Un buen vendedor, profesional, con una actitud de servicio y que sabe cómo vender, hace el proceso agradable para nosotros. Las compañías usan cada ángulo posible para competir agresivamente por su dinero. Las compañías que no son sofisticadas en su promoción, las compañías que no son agresivas en su promoción, las que no tienen un presupuesto de promoción, no sobreviven a largo plazo.

La competencia por cada dólar es intensa. Sólo tiene que caminar por algún centro comercial en su área para darse cuenta. Así que, la próxima vez que esté a punto de desembolsar, todo tipo de alertas y focos rojos deben encenderse para preguntarse a sí mismo si está comprando sabiamente o cayendo víctima de la publicidad y de los antojos de su corazón. 

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