Las tarjetas de crédito no son otra cosa que un instrumento de financiamiento que nos brinda dinero que luego de cierto plazo, habrá que devolver sumándole una cantidad extra, que son los intereses. En sí mismas, las tarjetas no son sino beneficiosas para nuestra vida económicas; el problema se genera cuando nos olvidamos de cuál es su estructura y para qué deberían servirnos.
En ese sentido, lo peor que puede hacer con su tarjeta de crédito es empezar a verla como una extensión del dinero que recibe; es decir, si recibe tres mil pesos de sueldo y tiene una línea de crédito de dos mil, usted calcula que el dinero que tiene disponible para el mes es de cinco mil.
Productos Personalizados
Cuando en realidad, lo que sigue teniendo son los tres mil de su salario. Si bien el plástico le permite comprar y no pagar en ese momento, no significa que se le esté regalando dinero, sino que se le PRESTA y mientras más demore en devolverlo, tendrá que pagar más intereses.
Entonces, si queremos evitar este error, ¿qué debemos tener en cuenta?
1. Utilizar la tarjeta solo cuando valga la pena, es decir, cuando se trate de un producto de larga vida y/o de una oferta bastante jugosa.
2. No diferir sus compras a muchas cuotas, porque esto le quita el chiste a aprovechar una oferta.
3. Deshacerse de toda tarjeta que no le brinde algún beneficio por usarla.
Utilice el comparador de tarjetas de Comparabien y revise cuáles son las condiciones de cada banco, costo de la membresía y la renovación, tasa de interés y por supuesto, los beneficios. Compare y elija bien, y ya sabe, deje de pensar que su línea de crédito es plata extra para su cartera.