Una pregunta que escucho seguido en mi show de radio es “Andrés, me encanta lo que estoy aprendiendo y lo estoy poniendo en práctica, ¿pero cómo le hago para que mi esposo/a también lo haga?
Es chistoso como un Gastón se junta con un Ahorrador y vice-versa. Los polos opuestos siempre se juntan. ¿Se imaginan cómo sería la vida de los gastones? Vivirían en la calle y no tendrían ni para comer.
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Ahora, imagínese dos ahorradores juntos; vivirían en una cueva y no saldrían más que para recoger las frutas y verduras de su huerto a fin de no gastar en el supermercado.
Eso del dinero y el matrimonio es cosa seria. Una señora me platicó que ella y su esposo son inseparables en cuanto al dinero. Cuando le pregunté por qué, ella me respondió que se necesita ocho vecinos para separarlos cuando pelean sobre el dinero.
Se puede imaginar que el más organizado o el ahorrador ha estado gritando que hace falta más orden con las finanzas. Pero para el gastón, “más orden” suena como a muchos números y cree que lo van a limitar en sus caprichos, eso a él no le interesa ni en lo más mínimo. Para involucrar a su cónyuge necesita invitarlo y no obligarlo.
A la fuerza, ni los zapatos entran. Esto significa invitarlo a la mesa no sólo a ver cómo hace el presupuesto; sino, invitarlo a que opine cómo deberían “gastar” el dinero de la familia. Es probable que él o ella diga que se necesita más para entretenimiento, no se preocupe, la meta es que participe. Cuando hagan las sumas y vea que los números tienen que cuadrar, él o ella verán claramente lo difícil que es llevar y pagar todas las cuentas de la casa.
No se dé por vencido y sea creativo en cómo invitar a ese gastón a la mesa. Todos los motores arrancan finalmente, pero tal vez necesiten un poquito de gasolina en el carburador y un cambio de aceite antes de prender.