Consumo colaborativo: Una forma de ahorrar

Actualizado el 19 de Febrero 2015
Ahora hay una nueva forma de comprar y vender.
Consumo colaborativo: Una forma de ahorrar

¿Tienes cuenta de Spotify? ¿Compras todos los libros que lees? ¿Has usado Uber alguna vez?

La tecnología y las redes sociales han permitido que las personas a lo largo y ancho del mundo comiencen a construir relaciones de todo tipo entre sí. Desde relaciones comerciales, como cuando le compras algo a alguien en Hong Kong, hasta relaciones sentimentales. Hay quien ha encontrado pareja a través de internet.

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Ese es mi caso, pero eso es una historia para otro día porque esta vez quiero compartirles un nuevo tipo de relación económica que cada vez tiene mayor importancia: el consumo colaborativo. Antes, para consumir algo, como una noche de hotel, o el traslado en taxi de un lado a otro, había que contratar directamente a quien proporcionara ese servicio. Ahora, las cosas están cambiando.

La primera vez que se vislumbró el término de consumo colaborativo fue en una publicación llamada Leisure Report, en el 2007, escrita por el mercadólogo inglés Ray Algar. En su artículo, Algar hace mucho énfasis en el poder que tenemos las personas como consumidoras. Pero no fue sino hasta el 2010, cuando en realidad comenzó a popularizarse la idea de consumir colaborativamente.

La publicación de un libro llamado “Lo mío es tuyo. El surgimiento del consumo colaborativo”. (“What’s mine is yours. The rise of collaborative consumption”) fue lo que situó a este tipo de consumo en la mira de miles de personas. También sucedió que algunos individuos con visión, aventureros y sin miedo comenzaron a compartir su coche, su casa, sus habilidades y muchas otras cosas con otras personas.

Con el surgimiento del internet la gente comenzó la colaboración en varios ámbitos, empezando por Wikipedia que es uno de los ejemplos más claros de colaboración en la red. La gente quiere compartir, queremos colaborar y queremos ayudar a otros. Eso es así. Por eso, cada vez más personas queremos pertenecer. Nos sumamos al Facebook, al Twitter, al Spotify y sabemos que si compartimos también nos compartirán.

Pero, ¿qué es el consumo colaborativo? El consumo colaborativo es un sistema económico digital en el que a través de las tecnologías de información y comunicación las personas comparten, intercambian, prestan, alquilan o regalan bienes y servicios. Hay de todo.

Se basa en la confianza. Y las mismas personas comentan, atacan o alaban a través de las redes sociales, los distintos servicios que se pueden solicitar de esta manera, aumentando o disminuyendo la reputación de los prestadores de los mismos. Puedes obtener de todo, desde un taladro hasta hospedaje en 135 países diferentes. Algunas cosas cuestan, otras pueden sólo ser un préstamo.

Este consumo colaborativo está poniendo de cabeza a las empresas, a los gobiernos y a los economistas de todo el mundo. Ha creado mucha controversia entre el status quo y lo nuevo. Pero eso siempre pasa. Las nuevas ideas nunca son bien aceptadas al principio y a la gente le cuesta trabajo cambiar. Apenas hay comienzos de regulación para prestar y obtener estos bienes y servicios.

Lo que es un hecho es que la forma en que las personas vemos el mundo está cambiando. El planeta ya no nos aguanta y consumir colaborativamente reduce las emisiones de CO2, genera menos basura y permite que las cosas se usen al máximo, sin tener casi desperdicio.

El consumo colaborativo se basa en reducir, reciclar y reutilizar, sumando además, las variables de reparar y redistribuir para un mejor uso de las cosas. Ahora sí, las personas tenemos mayor poder de decisión y mejores opciones para consumir. Dice Kevin Kelly que es mejor tener acceso a las cosas que la propiedad de las mismas.

Y yo diría que hasta sale más barato. ¿No es mejor poder oír toda la música que quieras por 99 pesos al mes en Spotify, que comprar cada canción por 12 o 15 pesos en Itunes o 120 pesos por cada disco? Si lo que queremos es disfrutar de la música con eso estamos más que hechas.

No necesitamos todos los discos, podemos oírla de igual forma y eso, es consumo colaborativo. Antes las marcas tenían que crear una imagen. Ahora las personas pueden hacer lo mismo pero su éxito estará siempre basado en la confianza que otras personas depositen en ellas.

El consumo colaborativo cada vez está más extendido a nivel mundial. En Latinoamérica, entre las personas que más colaboración proponen son Airbnb (www.airbnb.com) que se dedica a conseguir alojamiento en distintas ciudades del mundo sin tener que pagar el precio completo por una habitación de hotel. Ebay, (www.ebay.com) en donde puedes vender lo que ya no usas o intercambiar con alguna otra persona y, por supuesto, también los sitios más conocidos como Spotify y Netflix entre otros.

En México algunos de los servicios como Uber (www.uber.com.mx) que te ofrece servicio de “taxi” entre particulares o Carrot (www.carrot.mx), que te permite rentar un coche por hora o por día. Sólo cuando lo necesitas. Son los que mayor penetración han tenido.

Pero muchos otros servicios como el intercambio de ropa para niños, vestidos de noche o el mercado de trueque, en donde puedes cambiar basura orgánica por alimentos frescos cultivados en México, poco a poco van creciendo y encontrando consumidores mejor informados y tomando mejores decisiones.

El consumo colaborativo es todo un tema. Puede ser una buena fuente de ingresos para ti, una buena manera de ahorrar y de usar sólo lo que necesites o quieras sin tener que gastar de más. Se trata de ganar-ganar. Inténtalo. 

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