Todas nuestras facetas

Actualizado el 20 de Noviembre 2014
Las mujeres de hoy deben hacer crecer su patrimonio y generar estabilidad económica en sus finanzas,
Todas nuestras facetas

Las mujeres tenemos muchas facetas y desempeñamos múltiples papeles en la sociedad. Somos hijas, hermanas, madres, esposas, trabajadoras. Somos las que congregamos.

Salimos a trabajar y llegamos a casa también a trabajar, pero en este espacio, por los hijos y el esposo. Nos levantamos antes que todos para preparar los desayunos, lo que se llevan a escuela y trabajo, adelantamos lo que podamos de la comida y salimos a trabajar.

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Regresamos a terminar la comida, a dar de comer, recoger la cocina, regresamos a la oficina y luego volvemos de nuevo a casa a preparar la cena y lo que se pueda adelantar para el siguiente día. Estamos siempre ocupadas.

Hacemos muchos trabajos y no todos de ellos remunerados. Si somos de las que además de atender el hogar trabajamos en alguna empresa nos pasa que sobresalir en nuestro trabajo implica esforzarse el doble que nuestros compañeros del sexo masculino. Somos grandes generadoras de bienestar en la sociedad pero mal remuneradas.

De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo, las mujeres recibimos el 10% menos de sueldo que un hombre por el mismo trabajo, algunas veces, a pesar de estar mejor educadas.

La disparidad llega a ser hasta del 30% en países como Brasil. Estas cifras de 2009 se siguen manteniendo en la actualidad y aunque la tendencia sea ir cerrando la brecha, todavía hay mucho por hacer. En Latinoamérica, las mujeres tenemos menos oportunidades de trabajos bien pagados.

A riesgo de sonar feminista, porque no lo soy, si creo que las mujeres debemos hacer más por nosotras mismas y por nuestras congéneres. 

Pienso que es un problema de educación. ¿Quién educó a los hombres que están al frente de las distintas empresas?  ¿Quién les enseñó que a las mujeres nos pueden pagar menos y exigirnos igual o más? ¿Quién educa a los hijos e hijas? En muchos casos, la madre. Una mujer.  

Nosotras maleducamos a nuestros hijos varones y cortamos las alas a nuestras hijas mujeres.   No enseñamos a los varones a compartir las responsabilidades del trabajo doméstico ni tampoco liberamos a nuestras mujercitas de él como para que puedan incorporarse al mercado laboral.

A veces pienso que somos nosotras mismas las que nos metemos el pie.

Poco a poco va cambiando y las mujeres tenemos la opción de salir a trabajar. Nos cuesta mucho y más aún si no somos conscientes de que necesitamos hacer crecer nuestro patrimonio. Tengamos príncipe azul o no, necesitamos sentirnos seguras económicamente también.

Es una obligación como mujeres del siglo XXI buscar una institución financiera que distinga que hombres y mujeres somos diferentes. Que pueda ver que las mujeres requerimos instrumentos de inversión adecuados a nuestras necesidades, edad, ingresos y ahorro. Que nos invite a cuidar y a hacer crecer nuestro patrimonio. Que nos otorgue la posibilidad de créditos que sean costeables para nosotras y para el cual no tengamos que depender de un hombre proveedor.

Urgen instituciones financieras así. Hay algunos intentos en ciertos países como México pero falta un largo camino por recorrer.
 

 

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